Thursday, August 03, 2006

Muchas personas se han vuelto pacientes sin estar enfermas

En los últimos años, en muchos países, se ha observado una creciente demanda a los servicios de salud mental públicos.
Muchas veces esta demanda no corresponde a los trastornos o enfermedades clásicos, sino que tiene que ver con sentimientos de malestar estrechamente relacionados con los avatares de la vida cotidiana, y los sentimientos desagradables que aparecen en el contexto de un acontecimiento o situación vital estresante como respuesta emocional adaptativa, legítima y proporcionada y, por tanto, no patológica. O se origina por sufrimientos, rechazos o temores del entorno inmediato al paciente, ya que en salud mental, la necesidad no siempre está determinada por el sufrimiento de la persona.
Este fenómeno tiene tal magnitud, que en España, por ejemplo, se ha calculado que una de cada 5 personas que acude a un centro de salud mental no presenta ningún trastorno mental diagnosticable según los criterios de la OMS.
En otros momentos de nuestra sociedad, el sufrimiento, el dolor y las reacciones de malestar, -inherentes a la condición humana-, eran asumidas con normalidad y compartidas y amortiguadas en la red social de apoyo. En la actualidad, estos sentimientos ya no son experimentados como naturales y adaptativos, sino resignificados como patológicos o indeseables, y suprimibles por un profesional.
Este fenómeno se incluye en el proceso descrito como “medicalización de la sociedad”por el cual, cada vez más aspectos y elementos de la vida de los ciudadanos se entienden y se tratan como un problema de salud. No aprendemos a aceptar el sufrimiento como parte inevitable del enfrentamiento consciente con la realidad y llegamos a interpretar cada dolor como un indicador de la necesidad de la intervención de la medicina.
Desde siempre, la cultura ha hecho tolerable el sufrimiento al integrarlo dentro de un sistema de significados y ha afrontado así el dolor, la anormalidad y la muerte. Sin embargo, en este nuevo contexto cultural, la práctica médica que de él deriva, aparta el dolor de todo contexto subjetivo o intersubjetivo con el fin de neutralizarlo mediante una solución técnica, por lo que propicia el consumo de servicios de salud a través de las revisiones periódicas, los chequeos y la medicalización de muchas etapas de la vida (nacimiento, embarazo, menopausia, envejecimiento, muerte...): muchas personas se han vuelto pacientes sin estar enfermas.

2 comments:

paloma said...

Hola Doc... Bienvenido al mundo de los blogs. Yo tengo uno hace más dos años y ha reasultado ser una experiencia muy einteresante.
Saludos
Paloma

Natho47 said...

Bienvenido a esta red ,es muy potente.