Sunday, July 30, 2006

De cómo el malestar y sufrimiento se hicieron "enfermedad"

El concepto de enfermedad es un fenómeno de construcción social. Este concepto legitima que el sistema de salud intervenga sobre determinados asuntos y que los ciudadanos soliciten dicha intervención.
El proceso que ha permitido ampliar la población objeto de atención de la psiquiatría y transformar la demanda, -que en el siglo XIX incluía sólo a los antiguos lunáticos de los asilos y hoy hasta el infeliz trabajador vejado por sus jefes-, se explica por un conjunto de factores sociales, políticos y asistenciales.
Un hito clave es el desarrollo de los Estados de Bienestar y los Sistemas Públicos de Asistencia Médica en los países occidentales. En un un primer momento,-coincidente con la expansión de este estado de bienestar-, se produce la captura del malestar por una mirada psiquiátrica social y utópica, y en un segundo momento, -que arranca con la entronización neoliberal,- este malestar capturado es a la vez medicalizado y mercantilizado.
En línea con este modelo económico, en salud se establece un mercado cuyos beneficiarios son la industria farmacéutica, las empresas sanitarias y algunos sectores profesionales. La salud se convierte en una mercancía, en un bien particular cada vez más distante, que nos incita a consumir más servicios médicos. En este mercado una de las estrategias para poder alcanzar mayores beneficios es ampliar la oferta asistencial con la creación de nueva demanda: el malestar, la intimidad y los sentimientos resultan un campo rentable a mercantilizar con potenciales clientes consumidores de psicofármacos y terapias psicológicas.
Este nuevo orden económico se acompaña de cambios sociales y triunfa la construcción individual de la sociedad sobre la colectiva. El desmantelamiento de las tradiciones y las nuevas reorganizaciones de espacio y tiempo derivadas del impacto de las nuevas tecnologías, liberan a las relaciones sociales de su arraigo a unas circunstancias locales específicas. Se transforma el contenido y la naturaleza de la vida social cotidiana y se produce una mayor desarticulación de las redes sociales tradicionales de contención.
Con esta libre elección del individuo al amparo de la sociedad de consumo surgen patologías mentales que son fruto de esa libertad como los trastornos de la alimentación, las adicciones de todo tipo, pero también surgen demandas que son consecuencia de esa “libertad”, de esa individualización forzada que produce una tremenda inseguridad y malestar en el sujeto.