Wednesday, October 11, 2006

Las enfermedades mentales y entre ellas la Depresión serán cada día más frecuentes en Chile y Latinoamérica

Hace 15 años se vaticinó lo que hoy ocurre: las enfermedades mentales y entre ellas la Depresión serían cada día más frecuentes en los hogares de Latinoamérica y El Caribe.
Los cálculos muestran que en Latinoamérica las enfermedades mentales son responsables del 8,2% de los años de vida ajustados por discapacidad (DALY), y del 33,2% de los años vividos con discapacidad (YLD). La depresión mayor es considerada hoy como la decimotercera causa más importante que contribuye a los DALY y la más importante cuando se incluyen los YLD. Pero, entre las mujeres, la depresión mayor es la séptima causa más frecuente de los DALY y la número uno cuando se trata de años de YLD
Proyectando estas cifras, se calcula que el número de personas con trastornos mentales en la Región de las Américas aumentará de 114 millones en 1990 a 176 millones en 2010, y que hacia el año 2020 los trastornos psiquiátricos serán responsables del 20,9% de la carga total de enfermedad, ocupando la depresión mayor el segundo lugar entre todos los trastornos considerados.
En Chile se estima que los problemas mentales afectan al 32% de la población, siendo la más común la depresión, con un 9,5% (1.173.166 personas afectadas).
Este aumento podría explicarse por varios factores: la transición epidemiológica , - el desplazamiento de las enfermedades transmisibles por las crónicas -, la mayor atención prestada a trastornos emergentes tales como la violencia y el SIDA, y el cambio en la estructura poblacional que lleva a que un mayor número de personas alcancen la edad que las coloca en riesgo de sufrir los trastornos mentales propios de la adultez.
Gracias a los avances científicos de las últimas décadas, hoy se comprenden mucho mejor las causas de los trastornos mentales y se han ideado nuevas intervenciones de comprobada eficacia para prevenir y tratar estos problemas de salud.
A pesar de lo anterior , la mayoría de las poblaciones aún no tienen acceso a ellas. Los primeros resultados de las encuestas de salud mental realizadas en varios países de América Latina demuestran que cerca de 80% de las personas con problemas de salud mental no tienen acceso a los servicios de salud, y por tanto a la medicación adecuada ni otros tratamientos complementarios.
La Declaración de Caracas, adoptada en 1990 durante la Conferencia sobre la Reestructuración de la Asistencia Psiquiátrica en América Latina, constituyó un importante hito en el proceso de reforma de los servicios de salud mental al proponer integrarlos en la atención primaria y en los sistemas locales de salud. A partir de ese momento, la OPS ha dedicado una atención especial a la reforma de los servicios de salud mental y a la protección de los derechos humanos de las personas con trastornos mentales.
Sin embargo, la actual brecha en el tratamiento de los trastornos mentales en América Latina y el Caribe sigue siendo tan abrumadora, e indudablemente se acentuarán aun más por las tendencias epidemiológicas, que la situación amenaza con convertirse en crítica, a menos que se formulen nuevas políticas de salud mental o que se actualicen las existentes, procurando incluir en ellas la extensión de los programas y servicios.

Thursday, September 14, 2006

¿Los hombres son menos propensos que las mujeres a deprimirse, o sólo son menos capaces de reconocerlo?

Las diferencias de género son notorias en las estadísticas sobre trastornos mentales comunes (depresión, ansiedad y quejas somáticas). Estos trastornos, que predominan en las mujeres, afectan aproximadamente a 1 de cada 3 personas en la comunidad y constituyen un serio problema para la salud pública. Entre estos, la depresión unipolar, que, según las estimaciones, será la segunda causa de carga de discapacidad mundial en 2020, es dos veces más común entre las mujeres.
Algunos médicos dicen que esto se debe a que las mujeres presentan cambios hormonales durante la menstruación, embarazo, parto y menopausia, lo cual podría contribuir a la depresión o complicar su tratamiento. Pero sin duda existe una gran cantidad de factores psicosociales que pueden contribuir a explicar estas diferencias de género.
No obstante el predominio de la Depresión femenina, en los hombres la depresión también es un problema generalizado, y es importante entender sus diferencias con la depresión en las mujeres.
Ya sea porque algunos hombres tienen vergüenza de admitir que tienen una enfermedad mental o porque no se contactan con sus emociones y afectos como las mujeres, la investigación muestra que los hombres tienden a ignorar los síntomas de depresión.
Las mujeres son más propensas a tener ansiedad en asociación con su depresión, mientras que los hombres son más propensos al abuso de sustancias, trastorno de conducta, o problemas corporales. Los hombres están más expuestos que las mujeres a cometer suicidio, aunque las mujeres son más propensas a intentar suicidarse. Más desafortunadamente aún, los hombres evitan hablar acerca de sus sentimientos, pedir ayuda y buscar tratamiento para la depresión.
Los hombres temen las repercusiones de admitir que tienen un trastorno mental: que sus colegas, amigos y familia los desvaloricen si buscan ayuda para la depresión; que su seguridad laboral y su carrera profesional sean afectados de manera negativa si sus colegas o jefe se enteran que están deprimidos.Estos temores hacen más difícil diagnosticar y tratar la depresión masculina.
Los síntomas comunes en la depresión, sin importar el género son: humor triste, ansioso o "vacío" que persiste en el tiempo; sentimientos de desesperanza y pesimismo; sentimientos de culpa e inutilidad ; pérdida de interés o placer en pasatiempos y actividades que alguna vez disfrutó, incluyendo el sexo; disminución de la energía y fatiga elevada; dificultad para concentrarse, recordar y tomar decisiones; insomnio, despertarse temprano por la mañana o dormir en exceso; pérdida de apetito y de peso, o –por el contrario- comer en exceso y aumentar de peso; pensamientos de muerte o suicidio; intentos de suicidio; agitación e irritabilidad; y síntomas físicos persistentes que no responden a tratamiento, como dolores de cabeza, trastornos digestivos y dolor crónico
La mayoría de los hombres deprimidos son menos propensos a experimentar tristeza, inutilidad y culpa como síntomas de depresión. Habitualmente no advierten que los síntomas físicos - dolores de cabeza, trastornos digestivos y dolor crónico - pueden estar asociados con la depresión. Sin embargo, ellos son capaces de experimentar fatiga, irritabilidad, ira, pérdida de interés en relaciones, pasar tiempo excesivo en el trabajo, disminución de interés en pasatiempos, y trastornos del sueño.
Si cree que puede estar deprimido, consulte con su médico.
Es posible que otro problema de salud esté causando síntomas depresivos que desaparecerán al tratar el problema que los originó. Pero, si su médico determina que sus síntomas no son causados por otro problema, debiera derivarlo para una evaluación por un Médico Psiquiatra..
Dependiendo de su diagnóstico, los tratamientos para la depresión pueden incluir una combinación de medicamentos, psicoterapia y otras recomendaciones que ayudan a aliviar los síntomas de depresión.
Además de su terapia prescrita, se sugiere incorporar las siguientes estrategias en su vida para ayudar a lidiar con la depresión: hacer ejercicio leve; ir al cine, participar en deportes recrativos u otras actividades sociales; fijar metas realistas de recuperación; encontrar alguien en quien confiar ; esperar que su humor mejore gradualmente, no de la noche a la mañana; posponer decisiones importantes hasta que su depresión se haya disipado; dejar que su familia y amigos lo ayuden a lidiar con la depresión.
Es importante para los hombres entender que la depresión es una enfermedad, no una señal de debilidad. La depresión puede tratarse exitosamente, y buscar tratamiento puede mejorar su calidad de vida, así como la de las personas cercanas a ellos.

El dolor y el sufrimiento no son enfermedades

La transformación del dolor y el sufrimiento en problemas a los que corresponde una respuesta médica ocurre porque estas experiencias humanas son descontextualizados de la biografía de las personas y del entorno social en el que estas se desenvuelven y son resignificados como "enfermedades" o "problemas de salud".
Junto con generar una aumento de la demanda al sistema sanitario, -cuya respuesta resulta de dudosa eficacia en estos casos-, este fenómeno contribuye a banalizar las grandes necesidades de atención insatisfechas respecto a los verdaderos pacientes, y deslegitima las propuestas técnica y éticamente fundadas para mejorar los sistemas de atención en salud mental.
Por otra parte, se enmarca en lo psicológico y en lo íntimo asuntos de orden ético y de ámbito público y esto puede colocar al individuo como un espectador pasivo y enfermo ante los avatares de la vida. De alguna manera, se puede invalidar la capacidad de afrontamiento y se fomenta la necesidad de los ciudadanos de que sus conductas y emociones sean gestionadas por unos expertos: los profesionales de la salud mental.
La salud mental puede convertirse en la coartada personal frente a situaciones sociales injustas, respaldando el debilitamiento de las redes tradicionales de contención o llenando el vacío que deja el sistema social: cuidadores de ancianos sin ayudas familiares, niños y jóvenes hostilizados por sus compañeros en Colegios poco atentos, víctimas de relaciones labores injustas que el propio sindicato deriva a los técnicos de lo “psicológico”,conforman una multitud cuyo malestar contagia a quienes ejercen las funciones profesionales demandadas.
Muchos profesionales y pacientes reclaman más recursos y posibilidades de terapias psicológicas y de consejería para poder atender a esta población, pero se ha descrito que cuanto más aumentan los recursos más se incrementan las demandas.
Probablemente sea más útil para nuestros pacientes que no confundiéramos enfermedad con malestar y sufrimiento y que seamos capaces de dar consejos y orientaciones pertinentes y realistas, sin descartar la medicación mínima necesaria para aliviar sus síntomas y mejorar su eficacia psicosocial para enfrentar los problemas y lograr alivios permanentes y autónomos.

Tuesday, August 29, 2006

¿Es verdad que los antidepresivos afectan la sexualidad?

Todos los fármacos tienen efectos terapéuticos, secundarios y adversos. Los efectos secundarios pueden ser utilizados terapéuticamente si el médico conoce en detalle sus características y las necesidades de su paciente. Pero también pueden convertirse en adversos si su uso es poco adecuado. Un ejemplo es el efecto secundario hipnótico(inducción de sueño) de algunos medicamentos, que si se usan en el paciente adecuado y a la hora adecuada pueden evitar agregar un segundo medicamento.
Las disfunciones sexuales son efectos adversos relativamente comunes del uso de medicamentos antidepresivos, y puede traducirse en el incumplimiento o abandono del tratamiento.
Estas disfunciones afectan a hombres y mujeres. Pueden ser: disminución del deseo sexual, retardo orgásmico o anorgasmia, eyaculación retardada, disfunción eréctil, menor lubricación vaginal, y otros efectos indirectos sobre la vida sexual, tales como aumento de peso, sequedad de la boca, irregularidades menstruales, retención urinaria y problemas prostáticos.En pacientes con historias previas de disfunciones sexuales esta puede empeorar gravemente con los antidepresivos.
Muchos pacientes se quejan de que sus psiquiatras no les preguntan o consideran irrelevante la aparición de disfunciones sexuales y sólo se focalizan en resolver el cuadro psiquiátrico. Si el médico pregunta dirigidamente, más de la mitad de los pacientes en tratamiento con antidepresivos refiere disfunción sexual. Esta queja ocurre espontáneamente sólo en alrededor del 5% de los casos y es común que los pacientes no refieran al profesional la aparición de la disfunción, ni la suspensión de la medicación debido a estos inconvenientes sexuales.
Por otra parte también ocurre que las disfunciones sexuales debidas a cuadros depresivos o fóbicos mejoran a veces con la medicación correspondiente, y también que el efecto secundario de los antidepresivos de retardar la eyaculación es usado terapéuticamente en la eyaculación precoz.
Todo esto debiera traducirse en que los psiquiatras tratantes deberían considerar el impacto sobre la vida sexua, conociendo este aspecto en la historia clínica del paciente e informándolo, antes de establecer el tratamiento.
La disfunción sexual producida por los antidepresivos puede disminuir entregando información a este respecto, reduciendo la dosis, cambiando el medicamento por otro antidepresivo con menos efectos secundarios, descansando en la toma de medicación por algunos días, usando adicionalmente medicamentos que neutralicen esos efectos adversos.
Es un tema a discutir y tratar en el espacio terapéutico entre el paciente y su Psiquiatra tratante.
La Asociación Española de Sexualidad y Salud Mental ha publicado sus Recomendaciones de Tratamiento ante Disfunciones Sexuales provocadas por Antidepresivos. Puede acceder a elas por AQUI

Friday, August 18, 2006

La Ley Antitabaco puede salvar su vida

Desde el lunes 14 de agosto de 2006 comenzó a regir la nueva Ley de Tabaco en Chile. Se pretende a través de ella reducir el impacto del agente responsable de la mayor cantidad de muertes prevenibles en el mundo, las que, -según la OMS, en 2004 se estimaban en 4,9 millones de muertes anuales, y en Chile, -según el MINSAL-, en 2002, en 13.882.
De acuerdo a un estudio de Barnum de 1994, el consumo de tabaco causa pérdidas netas a nivel mundial de unos 200.000 millones de dólares estadounidenses, ocurriendo un tercio de ellas en el Tercer Mundo.
El tabaco es altamente adictivo ya que la nicotina, su principal componente activo actúa sobre el sistema nervioso central. La adicción se manifiesta por síntomas físicos y psicológicos que constituyen un importante síndrome de privación .
El tabaco es responsable de una amplia variedad de enfermedades respiratorias, cardiovasculares, distintos tipos de cáncer y es muy perjudicial durante el embarazo. Además, no sólo perjudica a los fumadores, sino también a los que respiran el mismo aire (fumadores pasivos)aunque no sean ellos mismos fumadores.
Por todas estas razones, si no existiera la historia de compromisos sociales, económicos y políticos tejidos y administrados por las compañías tabacaleras, el tabaco sería proscrito. Las leyes antitabaco buscan compensar esta incapacidad de la sociedad de dar un corte radical a este grave problema.
Aproveche Ud. la oportunidad que significa la nueva Ley: Ud. podría ser una de esas casi 5 millones de personas que muere a causa del cigarrillo cada año. Deje de fumar y salve así su vida..
Para atenuar la privación inicial se recomiendan medidas palitivas, algunas publicadas en días recientes que puedes leer desde AQUI

Saturday, August 12, 2006

¿Que son los Trastornos de Personalidad?

Toda la gente tiende a enfrentar las situaciones estresantes con un estilo individual pero repetitivo. Por ejemplo, algunas personas tienden a responder siempre a una situación problemática buscando la ayuda de otros. Otras siempre asumen que pueden manejar los problemas por sí mismas. Algunas personas minimizan los problemas, otras los exageran.Cada uno tiene patrones característicos de percepción y de relación con otras personas y situaciones (rasgos personales).
Los trastornos de la personalidad se caracterizan por patrones de percepción, reacción y relación que son relativamente fijos, inflexibles y socialmente desadaptados, incluyendo una variedad de situaciones. Son personas propensas a tener problemas en sus relaciones sociales e interpersonales y en el trabajo.
Aunque la gente tiende a responder siempre del mismo modo a una situación difícil, la mayoría se abre a la posibilidad de buscar otro camino si la primera respuesta es ineficaz. Por el contrario, las personas con trastornos de la personalidad tienen grandes dificultades para adaptarse a la realidad, lo cual limita su capacidad para actuar efectivamente. Sus patrones poco adaptativos de pensamiento y comportamiento suelen surgir antes de la adultez, pero se diagnostican formalmente en adultos y tienden a durar toda la vida.
Las personas con trastornos de la personalidad rara vez son conscientes de que su comportamiento o sus patrones de pensamiento son inapropiados. Con frecuencia, los familiares o los jefes los envían a recibir ayuda psiquiátrica porque su comportamiento inadecuado causa dificultades a los demás. Cuando las personas con trastornos de la personalidad buscan ayuda por sí mismas (frecuentemente, a causa de frustraciones), tienden a creer que sus problemas están causados por otras personas o por una situación particularmente dificultosa.
En las clasificaciones psiquiátricas actuales, los trastornos de la personalidad incluyen los siguientes tipos: paranoide, esquizoide, esquizotípico, histriónico, narcisista, antisocial, límite, evitador, dependiente, obsesivo-compulsivo y pasivo-agresivo.
Más detalles, en lenguaje no técnico, pueden leerse en el Manual Merck.

Thursday, August 03, 2006

Muchas personas se han vuelto pacientes sin estar enfermas

En los últimos años, en muchos países, se ha observado una creciente demanda a los servicios de salud mental públicos.
Muchas veces esta demanda no corresponde a los trastornos o enfermedades clásicos, sino que tiene que ver con sentimientos de malestar estrechamente relacionados con los avatares de la vida cotidiana, y los sentimientos desagradables que aparecen en el contexto de un acontecimiento o situación vital estresante como respuesta emocional adaptativa, legítima y proporcionada y, por tanto, no patológica. O se origina por sufrimientos, rechazos o temores del entorno inmediato al paciente, ya que en salud mental, la necesidad no siempre está determinada por el sufrimiento de la persona.
Este fenómeno tiene tal magnitud, que en España, por ejemplo, se ha calculado que una de cada 5 personas que acude a un centro de salud mental no presenta ningún trastorno mental diagnosticable según los criterios de la OMS.
En otros momentos de nuestra sociedad, el sufrimiento, el dolor y las reacciones de malestar, -inherentes a la condición humana-, eran asumidas con normalidad y compartidas y amortiguadas en la red social de apoyo. En la actualidad, estos sentimientos ya no son experimentados como naturales y adaptativos, sino resignificados como patológicos o indeseables, y suprimibles por un profesional.
Este fenómeno se incluye en el proceso descrito como “medicalización de la sociedad”por el cual, cada vez más aspectos y elementos de la vida de los ciudadanos se entienden y se tratan como un problema de salud. No aprendemos a aceptar el sufrimiento como parte inevitable del enfrentamiento consciente con la realidad y llegamos a interpretar cada dolor como un indicador de la necesidad de la intervención de la medicina.
Desde siempre, la cultura ha hecho tolerable el sufrimiento al integrarlo dentro de un sistema de significados y ha afrontado así el dolor, la anormalidad y la muerte. Sin embargo, en este nuevo contexto cultural, la práctica médica que de él deriva, aparta el dolor de todo contexto subjetivo o intersubjetivo con el fin de neutralizarlo mediante una solución técnica, por lo que propicia el consumo de servicios de salud a través de las revisiones periódicas, los chequeos y la medicalización de muchas etapas de la vida (nacimiento, embarazo, menopausia, envejecimiento, muerte...): muchas personas se han vuelto pacientes sin estar enfermas.

Wednesday, August 02, 2006

¿Siempre que una persona tiene ánimo deprimido sufre una DEPRESION?

De acuerdo a la Medicina,la Depresión es una enfermedad. Para diagnosticarla se han definido una serie de criterios que tratan de objetivar los signos y síntomas de esta enfermedad y establecer su severidad, asi como precisar su curso. Esto con el fin de indicar el tratamiento más apropiado.
Pero esto no debe confundirse con la presencia de síntomas depresivos asociados a determinadas circunstancias vitales, que si tienen poca intensidad y corta duración son entendible como una reacción no patológica
La forma más simple de enfermedad depresiva es el Episodio Depresivo Leve, que de acuerdo a la Clasificación Internacional de Enfermedades se caracteriza porque están presentes al menos 2 de estos 3 síntomas principales: ánimo depresivo, pérdida de interés y de la capacidad de disfrutar, y aumento de la fatigabilidad. Además, de los siguientes síntomas deben estar presentes al menos 2: disminución de la atención y concentración, pérdida de la confianza en sí mismo y sentimientos de inferioridad, ideas de culpa y de ser inútil, una perspectiva sombría del futuro, pensamientos y actos suicidas o de autoagresiones, trastornos del sueño, y pérdida del apetito.
Ninguno de los síntomas debe estar presente en un grado intenso.
El episodio depresivo debe durar al menos dos semanas. Excepcionalmente, si los síntomas son muy graves o el comienzo brusco, puede formularse el diagnóstico en un plazo más breve.
Una persona con un episodio depresivo leve es afectada por los síntomas y tiene alguna dificultad para llevar a cabo su actividad laboral y social, aunque es probable que no las deje por completo.
La baja del estado de ánimo varía escasamente de un día para otro y no suele responder a cambios ambientales, aunque puede presentar variaciones en las diferentes etapas del día.
Cada episodio pueden presentarse en forma distinta en una misma persona. Las formas atípicas son particularmente frecuentes en la adolescencia. En algunos casos, la ansiedad, el malestar y la agitación psicomotriz pueden predominar sobre la depresión.
A veces la alteración del estado de ánimo puede estar enmascarada por otros síntomas:irritabilidad, consumo excesivo de alcohol, comportamiento histriónico, exacerbación de fobias o síntomas obsesivos preexistentes o por preocupaciones hipocondriacas.
Demás está decir que un Episodio Depresivo, particularmente si es moderado o severo, debe motivar la búsqueda de ayuda profesional. Ayudar a mejorar a las personas afectadas por Depresión es una de las grandes tareas de los médicos-psiquiatras y el equipo profesional de salud mental.

Sunday, July 30, 2006

De cómo el malestar y sufrimiento se hicieron "enfermedad"

El concepto de enfermedad es un fenómeno de construcción social. Este concepto legitima que el sistema de salud intervenga sobre determinados asuntos y que los ciudadanos soliciten dicha intervención.
El proceso que ha permitido ampliar la población objeto de atención de la psiquiatría y transformar la demanda, -que en el siglo XIX incluía sólo a los antiguos lunáticos de los asilos y hoy hasta el infeliz trabajador vejado por sus jefes-, se explica por un conjunto de factores sociales, políticos y asistenciales.
Un hito clave es el desarrollo de los Estados de Bienestar y los Sistemas Públicos de Asistencia Médica en los países occidentales. En un un primer momento,-coincidente con la expansión de este estado de bienestar-, se produce la captura del malestar por una mirada psiquiátrica social y utópica, y en un segundo momento, -que arranca con la entronización neoliberal,- este malestar capturado es a la vez medicalizado y mercantilizado.
En línea con este modelo económico, en salud se establece un mercado cuyos beneficiarios son la industria farmacéutica, las empresas sanitarias y algunos sectores profesionales. La salud se convierte en una mercancía, en un bien particular cada vez más distante, que nos incita a consumir más servicios médicos. En este mercado una de las estrategias para poder alcanzar mayores beneficios es ampliar la oferta asistencial con la creación de nueva demanda: el malestar, la intimidad y los sentimientos resultan un campo rentable a mercantilizar con potenciales clientes consumidores de psicofármacos y terapias psicológicas.
Este nuevo orden económico se acompaña de cambios sociales y triunfa la construcción individual de la sociedad sobre la colectiva. El desmantelamiento de las tradiciones y las nuevas reorganizaciones de espacio y tiempo derivadas del impacto de las nuevas tecnologías, liberan a las relaciones sociales de su arraigo a unas circunstancias locales específicas. Se transforma el contenido y la naturaleza de la vida social cotidiana y se produce una mayor desarticulación de las redes sociales tradicionales de contención.
Con esta libre elección del individuo al amparo de la sociedad de consumo surgen patologías mentales que son fruto de esa libertad como los trastornos de la alimentación, las adicciones de todo tipo, pero también surgen demandas que son consecuencia de esa “libertad”, de esa individualización forzada que produce una tremenda inseguridad y malestar en el sujeto.